• La profesora que siembra vocaciones científicas

    Lo suyo es alimentar vocaciones científicas. Ha conseguido que la Física y la Química salgan de los libros para que tomen forma en el laboratorio y, de ahí, salten al mundo real. La profesora Consuelo Wic es la responsable de que alumnos de Secundaria hayan ganado premios regionales y nacionales. Pero su verdadero logro ha sido que los estudiantes del Instituto Ramón y Cajal de Albacete se hayan “enganchado” a la ciencia.

    vocaciones científicas
    Consuelo Wic, a la izquierda, con sus “vocaciones científicas”.
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    “Me aburre la monotonía”

    Más de veinticinco años en la docencia avalan a Consuelo Wic, profesora en el Instituto Ramón y Cajal de Albacete desde hace un lustro. Este curso ha conseguido que estudiantes de 14 años ganen premios nacionales y regionales, pero no es la primera vez.

    Sus alumnos han “inventado” la fórmula para depurar aguas con bacterias, hacer combustible de la uva o generar plásticos biodegradables

    Y es que sus alumnos confiesan que motiva hasta tal punto que no les importa sacrificar tardes y recreos. Wic consigue que la Física y la Química sean más que una asignatura, las convierte en ciencias aplicables. Así, los estudiantes no sólo han soñado con depurar las aguas residuales con bacterias, crear un plástico biodegradable o convertir la uva en combustible ecológico, lo han demostrado.

    “Quiero que vean que la ciencia es la base para investigar”. Ésta es la meta de Consuelo Wic, una profesora a la que “aburre la monotonía”. Por este motivo, pidió a sus alumnos de tercero de Secundaria que pensaran, que aplicaran lo estudiado porque iba a buscar concursos donde hacer valer sus ideas.

    Las jóvenes vocaciones científicas lanzaron sus propuestas y, entre otros, se presentaron al concurso regional del Colegio Oficial de Profesionales en Ingeniería Química de Castilla-La Mancha y al nacional de la Universidad de Navarra.

    Los premios

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    “Nuestro proyecto era: Final de la uva, biodiésel

    Elena Díaz, Nuria Alcañiz y Amelia Andrés son las autoras del trabajo Final de la uva, biodiésel, que les ha valido el premio nacional de la Universidad de Navarra al demostrar que tanto con los granilletes como con la pulpa de la uva se puede generar biocombustible. La idea promete no solo por el galardón, ya que propone un nuevo uso para los desechos de la uva en una comunidad, Castilla-La Mancha, considerada la mayor productora vinícola de Europa.

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    “Nuestro bioplástico no contamina, como ocurre con el plástico que conocemos”

    Omar Moya, Juan Eduardo Vitoria y Jorge Cerdán han sorprendido al Colegio de Ingeniería Química con una maqueta en la que explicaban cómo conseguir bioplástico. La idea era generar un plástico, biodegradable, gracias a que su base fuera de materia vegetal. El objetivo, como explicaba Omar Moya, era encontrar una fórmula que no contaminara, como ocurre con los plásticos actuales.

    “Nuestro objetivo era una depuradora que limpiara las aguas residuales con bacterias”

    Alejo Arenas, Marcos Mella y Alberto Sánchez han recurrido a levadura natural para limpiar las aguas residuales con bacterias. Su objetivo era reutilizar el agua para riego, ya que, según los parámetros analizados, si bien su agua depurada no es aconsejable para consumo humano, sí que sería eficaz para regar los cultivos. De momento, han dado forma a lo que querían, “una depuradora que limpiara las aguas residuales con bacterias, sin contaminar”, explicaba Arenas.

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