• El Día de la Salud Mental conecta con la vida

    El Autor

    Juan A. Estévez Salinas

    Psiquiatra

    El lema del Día Mundial de la Salud Mental de este año es “Conecta con la vida” con el objetivo de tomar conciencia sobre la magnitud del suicidio a nivel mundial, combatir el estigma asociado al mismo y marcar la importancia de su prevención.

    Día Salud Mental
    Autores del dibujo: Juan Gómez Tolosa, Pedro Gabriel García Roldán y Francisco Atienza Simón. AFAEPS Albacete

    El suicidio es un drama vital provocado por la imbricación de diversos factores tanto culturales, sociales y psicológicos, como clínicos y biológicos, que origina unas 800.000 muertes anuales en todo el mundo.

    Sufrimiento

    Esta es una de las conductas humanas asociadas de forma más directa con el sufrimiento, la enfermedad mental severa y con la limitación de los recursos económicos y humanos.

    “Si bien el vínculo entre el suicidio y los trastornos mentales (en particular los trastornos relacionados con la depresión y el consumo de alcohol) está bien documentado en los países de altos ingresos, muchos suicidios se producen impulsivamente en momentos de crisis que menoscaban la capacidad para afrontar las tensiones de la vida …” (OMS 2018).

    En las últimas décadas se ha observado un aumento significativo, siendo el suicido la segunda causa de muerte en la etapa de 15 a 29 años, lo que cuestiona los supuestos logros del estado del bienestar y obliga a reflexionar sobre la crisis de modelos tradicionales de la familia y de valores morales, así como el aumento en el consumo de sustancias adictivas.

    Estadísticas

    Según las estadísticas de 2017, Castilla-La Mancha posee una tasa de suicidios por 100.000 habitantes 7,3. Aunque el riesgo de suicidios aumenta con la edad, en nuestra comunidad el mayor número de suicidios se produjo en hombres mayores de 79 años seguidos del grupo de 40 a 49 años. Anterior a los 15 años el suicidio es poco frecuente, aunque va aumentando alarmantemente en los últimos años.

    En la infancia y adolescencia suele haber ocasionalmente pensamientos suicidas, pero entran dentro de un proceso normal del desarrollo. Se vuelven peligrosos cuando son vividos como la única alternativa al sufrimiento.

    “Quien se suicida no quiere morir, quiere dejar de sufrir”

    De cara a la prevención, es importante desechar la idea errónea de que “quien se suicida quiere matarse. No es verdad: no quiere morir, y mucho menos matarse; quiere dejar de sufrir. Nadie que es feliz se suicida”. (Fundación Española para la Prevención del Suicidio)

    En muchos casos varios factores de riesgo tienen efecto acumulativo, aumentando la vulnerabilidad de la persona. La adolescencia es un periodo de búsqueda y afianzamiento de la propia identidad y determinante en el proceso de individuación. Lo que amenace estos procesos puede ser vivido como un fracaso, como un conflicto insoportable y el adolescente se puede sentir indefenso para encontrar recursos y resolverlo. Situaciones de vivencias de fracaso y humillación, pueden ser factores precipitantes.

    Ámbito educativo

    Es fundamental pues en el ámbito educativo tener una política de prevención general que incluya favorecer la autoestima de los alumnos, promover la expresión de emociones y técnicas/ programas de resolución de conflictos (especialmente entre iguales dentro del centro escolar) y la prevención de situaciones de acoso, intimidación y violencia dentro del ámbito escolar.

    Así mismo es esencial el trabajo en red especialmente entre los Equipos de Salud Mental Infanto Juvenil, Educación y Bien Estar Social para actuaciones preventivas concretas cuando haya signos de alarma, siempre partiendo de la experiencia vital y situación de sufrimiento de la persona.

    Sanidad

    Los profesionales sanitarios juegan también un papel esencial en la prevención del suicidio, por lo que es importante identificar los grupos de riesgo, determinar las causas y considerar las medidas prácticas de prevención. Los cuadros depresivos están presentes entre un 60-90% de los suicidios consumados, según estudios. En los meses previos una mayoría había consultado con el médico generalista, lo que constituye una buena oportunidad para desarrollar estrategias de prevención diseñadas para mejorar el diagnostico, y tratamiento de los trastornos depresivos.

    Los intentos de suicidio suelen ser atendidos en los Servicios de Urgencia y desde estas unidades pueden ser derivados directamente a su domicilio o evaluados por psiquiatría. A la hora de tomar esta decisión debe de tenerse en cuenta que el mejor predictor es la conducta previa. Si bien la mayoría de las personas que hacen un intento de suicidio, no acaban suicidándose, un 10% de aquellos se consuman después, a razón de un 1% cada año.

    El impacto emocional en los profesionales

    Toda conducta suicida produce un fuerte impacto emocional en los profesionales sanitarios que tratan a estos pacientes, con respuestas tales como miedo, culpa, ira, vergüenza y hasta sentimiento de traición. Estos hechos condicionan la práctica profesional a menudo de forma defensiva o negativa en forma de rechazo a aceptar otros pacientes suicidas o negando el riesgo suicida en sus pacientes, por la amenaza narcisista que inducen en uno mismo. Debemos ser conscientes de estas situaciones de ambivalencia emocional hacia ellos, para mejorar nuestra capacidad terapéutica.

    Por último, la escucha, la comprensión de la situación vital por la que se está atravesando y la contención emocional de la persona con sufrimiento y desesperanza extrema requiere también tiempo del profesional, por lo que es imprescindible que la administración revise y dote de recursos humanos necesarios a la red de Salud Mental.

    Manifiesto de la Asociación Castellano Manchega de Neuropsiquiatría y Salud Mental

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